«La comida no se tira». La frase con la que nos educaron nuestros padres es hoy el slogan del proyecto Heladera Social, que pusieron en práctica tres restaurantes de Tucumán, y apunta a que los locales gastronómicos mantengan refrigerada y en la vereda la comida que no pudo ser vendida y no fue tocada por los clientes. Quienes no puedan pagar, simplemente abrirán la heladera y retirarán lo que necesiten.
Es la primera heladera social del país y ya contagia la idea solidaria a kilómetros de esa calle de San Miguel de Tucumán. Fernando Ríos, junto a sus socios Luis Pondal y Daniel Viñas, son los dueños de Muña Muña, la tienda de frutas y verduras de Rivadavia 431 que todas las mañana a las 9 saca la heladera a la puerta con todo lo que se dejó preparado la noche anterior. La comida está disponible hasta la 1 de la madrugada y, según cuenta Ríos a Clarín, está en la vereda para que la gente con menos recursos no se sienta «observada» al tener que entrar al local para pedir comida.
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